Antoinette supo jugar su baza al trasladar el combate al terreno de la religión. En ese campo, la razón cede ante la pasión. En esta sociedad marfileña no era difícil embaucar a una persona como Amon, cuyo espíritu crítico se iba debilitando con los sinsabores cotidianos.
La vida en la Riviera, barrio de Abiyán, se vuelve insoportable cuando Antoinette convierte su casa en la sede de un grupo de rezos nocturnos. Amon, Karamoko, Bernard y Aristide, amigos, cristianos unos, musulmanes otros, intentan hacer frente a los tejemanejes de esta mujer de labios siempre crispados que vive de los chismes del barrio y de aprovecharse de la debilidad de espíritu en tiempos de crisis.
Un relato sobre oscuras envidias, un extraño profeta cargado de oro y estrategias más o menos ingeniosas para combatir los cotilleos y el fanatismo religioso. Todo ello regado con unas cervezas en el maquis, algo de filosofía china y mucho humor «a la Konan».