Amanece en un precioso pueblo castellano, hoy abandonado. El sol hace su aparición en el horizonte y va iluminando cada uno de sus espacios: los llamativos edificios de adobe; la iglesia y su imponente torre de ladrillo románico-mudéjar; el frondoso bosque … . Recorriendo cada uno de esos emplazamientos advertimos que la mayoría de ellos se encuentran en un deterioro inexplicable. La escena es muy triste, ya que parecen evocarse momentos del pasado vividos por los vecinos de la localidad, justo en esos mismos lugares, ahora totalmente desamparados. Sí, una vez existió, pero ahora el silencio reinante resulta estremecedor, únicamente roto con los sonidos apagados de la menguante fauna aún presente, únicos "habitantes" del lugar.