"Al leer sus narraciones se comprende que la escritura es para Alejandro ese fármaco, el bálsamo con el que combate los tragos que damos de las aguas del río del olvido, el Leteo, en que navegamos hasta llegar al Hades (que es el morir, que diría Jorge Manrique), pues del río Mnemosine solo nos es dado beber al fallecer para recordar que fuimos…".
Extraído del prólogo escrito por Héctor J. Valencia.