El conjunto de las 31 narraciones que conforman este conjunto desarrollan en su cotidianeidad la gran estructura maquinal de la vida, pero dotadas de variedad tonal, y musicalmente hablando se trataría de «variaciones».
El autor mezcla recuerdos conscientes de experiencias personales de su memoria episódica, en la terminología de Vygotsky, con otros de su memoria semántica, aquellos que son conocimiento de nombres y hechos, mero conocimiento del mundo a través de los sentidos. Se percibe en ellos que, incrédulo de paraísos artificiales, no se llora el tiempo por perdido, sino por irrecuperable.
Del prólogo del libro, escrito por Héctor J. Valencia.