Ismael es un joven donostiarra de 19 años. Sus ansias de libertad le crean problemas con su madre, una férrea educadora en la moral cristiana. El chico está perdidamente enamorado de una joven muy bella, pero algo distante y de un mundo completamente diferente al de Ismael. Por ello, tras una profunda reflexión, Ismael se da cuenta de que todo el mundo a su alrededor es pura fachada. Nadie es real, todos son de plástico. Nadie se muestra como es por miedo a los prejuicios y la falta de empatía con otros seres humanos.
Cuando menos se lo espera y en el lugar que menos se espera, Ismael conoce a una persona que escapa de todo el plástico que lleva viendo todos los años de su vida. La realidad sin edulcorar y la belleza sin maquillar logran que Ismael sienta una atracción hacia ella que jamás antes había sentido. La chica se muestra tal y como es, sin tapujos ni tabúes. La muchacha quiere dar la vuelta al mundo y lograr ser una gran poeta reconocida. Ismael desea irse con ella, pero cree que no tiene valor. Una circunstancia inesperada le hace tener que tomar una decisión rápida. Nada en la vida de estos personajes es normal.