El Informativo Nacional de las Ocho informó del suceso dos días después. La voz átona del Presentador Oficial del Distrito (POD) abundó en detalles escabrosos, dejando patente que la víctima, un “lenguazul”, se lo había merecido; o, al menos, que había echado muchas papeletas para ello: estaba fuera de un Domicilio Reconocido más allá de las diez de la noche (hora invernal), en un local ilegal que servía bebidas no autorizadas, sin olvidar su estigma, la vergüenza inmensa que acarreaba consigo y que había ocultado en el trabajo, en reconocimientos médicos y militares “mediante subterfugios sibilinos, propios de su clase”, narró el POD, antes de concluir el boletín asegurando que el cazador de “lenguazules” sería localizado y pasaría a disposición policial para aclarar los hechos. “No es su cometido ni son las maneras adecuadas de tratar esta lacra social, aunque su intención fuera legítima y éticamente irreprochable”, razonó con un ramalazo de emoción en la voz el periodista oficial antes de pasar a la previsión del tiempo.
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"Lenguazul" es una historia distópica y de amor homosexual. También, de amistad y de resiliencia.
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