"Laura volvió a pensar en aquel hombre. El que lloraba en una habitación anónima de un hostal dejado de la mano de Dios, en ninguna parte, a medianoche".
Una ejecutiva treintañera se ve forzada a pasar la noche en un motel de carretera, tras entretenerse más de la cuenta en un viaje de trabajo. Antes de caer rendida en la cama, escucha unos sonidos extraños al otro lado, en la habitación contigua. ¿Qué son? Parecen... Sí, son los sollozos de un hombre. El cliente alojado en el cuarto anejo al suyo está llorando. Es medianoche, y Laura, la ejecutiva, se pregunta qué noticia, qué suceso en la vida de ese desconocido le ha conducido hasta las lágrimas en aquel escenario tan anónimo, impersonal.
(imagen de portada: Tophee Marquez)