Es muy difícil leer este libro y no sentirte identificado de alguna forma con alguna de las historias o personajes que aparecen. Traiciones, relaciones fraternales, tiranos, nobles, religión, proletariado, esclavitud y sobre todo lucha de clases.
La historia transcurre a lo largo de un año dividido en tres actos en los que se va fraguando una rebelión para derrocar el imperio. Cada capítulo va precedido por un fragmento de un diario que hacia la mitad de la novela empieza a coger sentido y enriquece la historia.
La magia presente en este universo está regida por una serie de leyes propias que intenta tener cierto parecido con leyes físicas reales. El resultado es bastante convincente, aunque quedan algunos cabos sueltos sobre su funcionamiento (que los propios personajes también desconocen) y que espero que completen en el resto de las novelas de la saga.
Lo que más que ha gustado es que, a pesar de toda la fantasía que he llegado a leer, y a pesar de ser una historia muy sólida, su final ha conseguido sorprenderme y en cierta medida y mantenerme en vilo hasta el último capítulo.
Los personajes son muy carismáticos y muy bien construidos, incluidos los femeninos que suelen ser de lo que más cojean las novelas de fantasía.
Un buen comienzo de saga con un final bastante cerrado pero con suficientes cabos sueltos para tener ganas de continuarla.