Es agradable comprobar que sigue habiendo novelas de ciencia ficción que juegan a adivinar un futuro lejano en vez de un futuro cercano y más probable. A tecnologías futuristas ya conocidas como la animación suspendida o los viajes a través de agujeros de gusano, se añade ahora la inteligencia artificial omnisciente a través de "auxiliares", cadáveres humanos reanimados para su uso como extensiones de la propia IA.
Está de forma genial planteado, desde el punto de vista de un "auxiliar", qué es lo que define a un ser humano y, lo que es más importante, ¿dónde empieza la IA y dónde termina el "auxiliar"?
Hasta aproximadamente la mitad del libro la narración está intercalada en dos líneas narrativas: la principal y otra 20 años en el pasado que poco a poco va dotando de sentido a las motivaciones de lo que ocurre en la otra. Hasta ese punto cuesta un poco seguir la historia por la dificultad añadida del concepto de "auxiliares" (hay partes narradas por una misma IA pero desde tantos puntos de vista simultáneos como "auxiliares" dispone). A partir de ese punto, la novela vuela y engancha muchísimo.
Una cosa que me ha llamado muchísimo la atención es el uso del género en la narración. Para una IA no distingue entre masculino y femenino (todos los seres humanos son neutros para ella) y juega con el uso de los idiomas alienígenas y las traducciones para referirse a los humanos con uno u otro indistintamente. Por defecto utiliza el femenino, aunque desconozco si es una decisión de la autora original que en inglés permite jugar más con un género neutor, o de la traductora al castellano.
La única pega que le he podido sacar es que la narración en algunos casos es un poco farragosa, con grandes bloques narrativos apenas sin diálogos, pero es algo que no merma la calidad de la historia.
Aunque se trata del comienzo de una trilogía puede tratarse como una novela suelta y su arco principal queda muy bien cerrados con los suficientes cabos sueltos para continuar pero sin llegar a molestar en su conclusión.