Un testimonio de amor y cariño contado por el personaje más inusual:
"Cuando estaba en la universidad, en vez de brazos y piernas, tenía unos delgados palitos; en vez de nariz, tenía un piquito de pollo puntiagudo; y en vez de pies, tenía dos enormes patas palmeadas de pato. Además, sufría de mal dormir y sèver la aìbircse (escribía al revés)..."
El libro me hizo llorar. Soy madre y este libro me hizo vivirlo realmente... También me hizo feliz y me sorprendió. Realmente recomiendo leerlo, aunque no creo que sea para todas las personas y todos... Más