«En todas direcciones, casi hasta donde alcanzaba la vista, se estremecían los cuerpos desnudos de cientos de personas: hombres y mujeres, ancianos y niños, dispuestos de cualquier forma, como en las viejas fotografías de los campos de concentración nazis. Y nada más. Sólo arena y esa luz anaranjada que parecía transformar la carne en algún extraño material plástico e inerte.
Pasó un buen rato hasta que pudo mantenerse sentado, observando con ojos incrédulos cuanto le rodeaba. Poco a poco, a medida que los demás iban recuperándose, un nuevo elemento perturbador se vino a unir a aquella escena de pesadilla: quejidos, alaridos de puro terror, idénticos al que él mismo había proferido, oraciones, maldiciones, palabras sueltas, sin significado...
Un cuerpo inmenso desperezándose sobre la playa interminable.»
Esta novela corta recibió una mención en el premio UPC 2006 y obtuvo el premio Ignotus de la AEFCFT el año 2009, tras su inclusión en la antología «El rayo verde en el ocaso» (Grupo Editorial AJEC, 2008).