Los ojos de Zeta contenían algo que Bullet jamás había podido replicar en ninguna de las esferas de cristal que había diseñado para sus robots: una promesa.
Me encanta cómo Carla siempre deja con ganas de más y más y más. Echaba mucho de menos leerla, y echaba mucho de menos ver cómo poquito a poco se desgranan las relaciones de sus personajes. Todo es un... Más