Ni cachivaches positrónicos, ni pelusillas cuánticas: aquí cada concepto está perfectamente medido y estudiado, lo que demuestra una loable labor de documentación y preocupación por el rigor científico. Sin embargo, coincido con otros comentarios en lo poco equilibrado que está el contenido del primer relato, sobre todo cuando se recurre a pies de página para explicar ciertos conceptos. Personalmente, habría utilizado el recurso del "compañero de tripulación obtuso" para desarrollar todo en un diálogo amable, o tal vez, como narrador omnisciente, actuar de enlace entre el lector y las observaciones de la protagonista. Por otra parte, sacrificar algo del lado la "ciencia" por el lado de la "ficción" es preferible, sobre todo si no contribuye a generar "masa" argumental (en un relato, de hecho, es crítico).
Otro riesgo que se corre cuando se desarrolla tanto el aspecto científico-técnico, es que es más fácil que alguien te busque las cosquillas, precisamente en aspectos marginales al núcleo de la historia. Al final, lo bueno de las pelusillas cuánticas es que sólo uno las entiende, y nadie entra a discutirlas [¡ja, que se atrevan! :) ]
Pero no quiero quitarle mérito. De hecho, la idea detrás del relato de OSIRIS es muy sugerente, y, como el resto de la historia, compensa el rigor inicial con buenas dosis de intuición e imaginación. ¡Enhorabuena!