“La antología que Tarantino hubiese querido escribir”
Así se ha definido a "Malditas Bastardas", una antología de relatos con mucho sexo, mucha sangre y mucho humor coordinada por Pepa Mayo y que incluye ilustraciones de Roc Alemany.
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Había rodado Quentin Tarantino su más que aclamada Pulp Fiction, cuando le preguntaron a Billy Wilder qué le parecía el joven director. Wilder, que se había caracterizado por romper las normas del cine contestó: “si no haces más que una película no puedes equivocarte”. Sí, Tarantino llevaba años explotando aquel éxito.
Un grupo de autores se reunieron en torno a la forma de hacer cine macarra, gore, descarada y fresca del de Tenesse y conformaron un universo propio en torno a Santa Úrsula. Un burdel en la frontera con México, un burdel en el que hay todo aquello que Tarantino hubiese metido en un libro, con una diferencia: estos autores no responden a un canon que haya funcionado antes en literatura, lo hacen porque sí, porque son valientes y se arriesgan.
Malditas Bastardas es el libro que Tarantino hubiese querido escribir. Los autores de esta antología, lo han escrito porque les da igual los convencionalismos.
Los autores que participan en la antología son: Pepa Mayo (coordinadora), Macu Marrero, José Manuel García Pelayo, Javier Trescuadras, Luís Guallar, Daniel Gutierrez, Victoria Vilches, Betty Llobera, Lucía Pérez Sainz, Joe Álamo, Athman Charles, BeatrizTroitiño, Patry Bruha, Cristina Béjar, Ave Marcos y Alejandro de Bazán, este último sólo en la versión digital.
PRÓLOGO
Santa Úrsula es un lugar especial donde vive gente especial. Aquí cada persona guarda un secreto, un misterio, algún horror. Y si no, preguntadle a Lomita Villalobos, esa vieja menuda que es capaz de estar en mil sitios al mismo tiempo. Debe ser una especie de David Copperfield con pelo cardado o las historias de las mujeres que vienen a continuación son el resultado de algún alucinógeno.
Pero volviendo al asunto… Cerca de la frontera de Nuevo México, Santa Úrsula se extiende como una urbe que va proliferando año tras año. Es un lugar un poco abandonado con respecto a la ley, porque todo lo que es de Santa Úrsula, queda en Santa Úrsula: entre sus ranchos, pequeños edificios, sus malolientes pantanos, sus habitantes, sus ferias. Duncan, el sheriff de Santa Úrsula, es consciente de todo eso, por lo que tiene los ojos y oídos puestos en cada rincón del pueblo, en cada metro de la solitaria carretera que atraviesa pantanos a veces inexpugnables. El hombre hace todo lo que puede y más, y sinceramente creo que es la única persona decente que se enfrenta a todo con una frialdad e integridad dignas de admirar. Aunque algo de debilidad deja mostrar por esas malditas bastardas de La Grange… Seguro que algo de decencia ve también en ellas.
Y hablando de las putas… No he podido evitar observarlas y oír todos sus secretillos. Menudo vicio, con ellas tendré material para veintiuna novelas. Por el camino me he dejado llevar por las historias de todas ellas, he intentado entrar en la mente sucia y grotesca de estos esperpentos. ¿Por qué todo esto? Porque soy una morbosa y poseo un alma más sucia que las de estas criaturas; al menos ellas mantienen su dignidad y han conseguido deshacerse del equipaje que sobraba. Yo no puedo decir lo mismo aunque quisiera.
¿Pero qué puede hacer una vieja como yo en un lugar como este para pasar el rato? ¿Ganchillo, arar tierras, escuchar los chismes de las otras patéticas viejas en el café de O’Sullivan? No, no, no… Yo chismorreo y bebo, y pillo una buena cogorza delante de mi máquina de escribir mientras revivo cada escena que desearía haber contemplado de cerca. ¡Cielo santo, habría pagado lo que fuera! Estas tías son unas jodidas heroínas, qué joder. Todas poseen algo que el resto de los mortales desearíamos: cojones y falta de prejuicios. Sí, igual estamos más enteros que todas ellas, pero solo por fuera, en la carcasa que mostramos a este asqueroso mundo.
Bienvenidos a Santa Úrsula, el lugar donde los misterios y los crímenes no cesan. Pasad a La Grange y disfrutad, forasteros. Lo que suceda a partir de entonces, sólo será responsabilidad vuestra.
Con todo mi afecto,
Greta Spaulding
www.cazadorderatas.com