A lo largo de miles de vidas, Horower ha visto florecer y marchitarse imperios, participado en infinidad de guerras y sido testigo del auge y caída de civilizaciones enteras. Ya estaba allí cuando los seres humanos diseñaron a los primeros robots inteligentes, así como cuando estos dejaron a sus creadores para partir, con rumbo desconocido, a su exilio voluntario. Hastiado de su propia inmortalidad, decide dar el paso y acercarse a una ciudad perdida en la jungla, uno de los últimos vestigios de la avanzada civilización que antaño poblara el planeta, antes de su declive final.
Horower solo espera y desea vivir en paz, y ese parece el sitio adecuado para empezar de nuevo...