Apreciado doctor:
Soy Ángela.
Disculpe que me dirija a usted por carta. Es mejor así. Necesito la tranquilidad de un papel en blanco para poder ordenar y dar sentido a mi relato.
Conozco su preocupación por las desapariciones de internos. Todas ellas inexplicables para la policía y para usted. Pero no para mí. Ya sabe que llevo más de diez años ingresada en este psiquiátrico y también conoce el motivo. Tranquilo, no le guardo rencor. Al contrario, se lo agradezco. Me ha permitido disponer del tiempo necesario para asimilar los hechos que viví aquel día.
El día en el que Amanda se fue.
Una historia increíble. Muy recomendable. No se puede soltar. Este autor es un maestro del suspense. Me ha encantado.