La antología está compuesta por los siguientes quince relatos:
"De la Muerte y la última sopa", de Sheila Navalón.
"Death keeps knocking on my door", de Manuel Muñoz.
"El demachiño de Castromillán", de Erik Reenberg.
"El Rey Prilote", de Ana Vigo.
"La maldición del santuario", de Iván Mayayo.
"Una sangrienta lección", de Cristina Murillo.
"Salario no disponible", de M.J. Ceruti.
"Cohabitaré", de Raquel Aysa.
"Los olvidados", de Noa Velasco.
"El precio de la libertad", de Mary L. Torres.
"Patuco", de Alfred Almasy.
"Una cuestión de vida y muerte", de Myriam M. Lejardi.
"Echar a volar", de Sara García.
"La terapia", de Beh Sam.
"De matar también se sale", de Marina Tena.
Destacaría cinco de ellos como los que más me han gustado:
"El demachiño de Castromillán" y "La maldición del santuario" están muy bien, especialmente el primero, con una criatura fantástica, una especie de diablillo, invisible a los ojos de las futuras víctimas, que provoca las actuaciones del protagonista.
"Echar a volar", muy buen relato con ciertos toques de humor.
Los dos que más me han gustado...
"Una cuestión de vida y muerte", relato muy original donde aparecen como protagonistas, como personajes de carne y hueso, la Vida, la Muerte, el Destino, la Catástrofe, entre otras, una serie de hermanas que intervienen en los designios de la humanidad.
"La terapia", una serie de personas se reúnen en un grupo de apoyo dirigido por el doctor Hannibal (en ese momento del relato, al menos yo, todavía no había asociado el nombre) porque necesitan, precisamente, dejar de matar. El relato adquiere un gran tono humorístico cuando vamos descubriendo, paulatinamente, que los pacientes son personajes tan conocidos como Frankenstein o Freddy Krueger, por ejemplo.
En definitiva, no podemos decir que se trata de una antología imprescindible, pero si, al menos, podemos pasar unos ratos agradables leyendo esta colección de relatos.