Merryth había contado los días de este viaje en su diario con compromiso casi religioso, sin faltar uno solo. Al siguiente cumplirían exactamente tres rotatorios lunares desde que había salido de casa y dos desde que de verdad había emprendido el rumbo hasta aquella cima. Una treintena de días de andar caminos, atravesar bosques, vadear ríos y dormir al raso.
Al día siguiente se enfrentarían al dragón y volverían para contarlo.
No soy muy fan de la fantasía épica, pero este relato en concreto me ha encantado. No sólo por cómo está escrito, sino porque es un slice of life y eso me llama mucho la atención por lo cotidiano, lo... Más
Primero decir que la portada y la edición es muy bonita, casi puedo imaginármelo en papel en formato de bolsilibro. El relato cumple con lo que promete y da esa interacción de slice of life mezclada m... Más