Solo un paso los separa de la humanidad, uno tan profundo y pesado, que nadie es capaz de darlo atrás. No importa su grisácea piel, sus prominentes colmillos, ni tan siquiera su debilidad ante la luz del sol; solo importa su posición de depredador y presa ante el reino. Porque desde que llegaron los manchados todo habitante del reino tiene miedo a la oscuridad. Faltos de alma pero no de inteligencia los manchados han avanzado ciudad tras ciudad, llenándose de sangre y carne, hasta que se encontraron con verdaderos problemas.
La ciudad de Puermarí, cuyos muros y defensas llevan resistiendo durante meses. Pero hoy al fin entrarán, los gritos resonarán en las calles y el acero se manchará con sangre muy distinta, aunque todo esto carece de importancia para Elvira Nomenta.
Ella tiene muy claro lo que debe hacer.