"El arsénico diario" reescribe desde una voz muy personal lo mejor de una tradición poética que abarca desde la corriente que podríamos nombrar social o comprometida (Un jornalero, ¿Encadenado?), hasta la poesía amorosa (Días lluviosos pensando en tu ex, Contigo aprendí), pasando por las reflexiones filosóficas sobre lo que le ocurre al yo –o sea, a todos nosotros– (No estás solo, El hombre que susurraba a los cabellos) o esa lírica de tonos surrealistas recogida en Piratas o Mentidero propio.