A excepción de pequeñísimas correcciones y alguna poda menor, esta edición de Los otros cómo juegan contiene los mismos textos de su publicación original, en papel, allá por 1995.
Aquella tuvo una tirada tan exigua que pronto me encontré sin ejemplares. El papel costoso y la encuadernación cosida produjeron ese resultado. Tenía, además, pequeñísimas ilustraciones que acompañaban la paginación, extraídas de una historieta creada por mi hijo, que por entonces era un niño. Fue mi primer libro publicado y la simiente de un proyecto editorial que pronto se discontinuó y que vuelve a la vida, renovado, en versión digital, 24 años después.
Por esas razones siento cariño por este breve poemario que desde luego ya no me representa o, mejor dicho, habla de un poeta que ya no existe.
Por otro lado, funcionó como puente con muchas personas con quienes mantengo todavía un vínculo de afecto, lo que no es poco. A mediados de 2010, alguien encontró un ejemplar en una librería cordobesa, lo leyó, me contactó por las redes y me habló muy bien de él. El episodio me hizo pensar que tal vez Los otros cómo juegan no había cumplido con todo su recorrido.
El elemento definitivo que me impulsó a la republicación es simple: sus poemas resisten todavía mi lectura, lo que no ocurre con buena parte de los poemas anteriores y posteriores.
RAÚL TAMARGO