Venid a mí, lectores, pues mi reino sí es de este mundo.
De aquel en el que habitáis.
Un mundo plagado de dolor, de miedo a lo distinto, hostil, violento, descarnado, indiferente al padecer ajeno.
Un mundo henchido de pecado. Y vosotros sois parte de él.
De un pecado que ha de ser purgado. Tal es mi cometido.
Abrid este libro por vuestra propia voluntad, solazaos con la miseria y mezquindad humanas en sus páginas,
pues en verdad os digo: solo leyéndolo seréis dignos de que VENGA A VOSOTROS MI REINO.