Sector 7-G es el lugar en el que estuviste tantas veces que al final no te dabas cuenta de que estaba dentro de tu casa. La poesía entra en la central nuclear y el encargado de la seguridad eres tú. Y no tienes ni idea de cómo se hace. Es como encontrarse un Captcha imposible y no poder demostrar que eres humano. Es cuando la pantalla te dice que hay que apretar START pero no encuentras el botón. Versos llenos de color y ternura sin bits, rápidos, ingeniosos, implacables. Sector 7-G tiene un humor tan negro y nostálgico como alegre. No has leído nada igual y, sin embargo, conoces perfectamente Sector 7-G porque es el lugar de los que llevamos años estando allí, trabajando, o haciendo ver que lo hacemos, pero nuestro jefe todavía no sabe nuestro nombre. Y no lo hará.
Pasen y lean al hombre que fue indultado en el juicio final.