Los cuentos que conforman «Miseria Humana» desgarran la epidermis y las heridas que provocan son de difícil cicatrización. El daño corporal va aparejado con trastornos psicológicos que a veces rayan con la locura. La pandemia del coronavirus rescató al reptil dormido de nuestro cerebro prehistórico. La miseria humana afloró como la perfecta depredadora y encontró campo fértil en los predios invisibles de este virus mortal.