La novela como género lleva mucho tiempo buscando su camino —o sus caminos— a través de la legión de escritores que la han practicado y que siguen practicándola. Emilio Picón, cuya alma de poeta reverbera en su prosa (igual que un anillo de oro brilla bajo el agua), ha ayudado a trazar una nueva ruta para lectores y narradores con humanimal, novela gestada en los engranajes de su mente que está a años luz de ser una obra convencional.
Esta es una obra donde se juega con la metanarración; es decir, donde la narración se mira en el espejo y se desnuda y se explora y se narra a sí misma, como el uróboros que engulle su propia cola. El autor desmonta su mecano ante nosotros para mostrarnos todas las piezas, pero luego, como experto relojero, vuelve a ensamblarlas con tanta coherencia narrativa como destreza.
(Del prólogo de Manuel Moyano).
«Es cierto y obvio que los sueños no deben hacerse realidad porque, en tal caso, dejan de cumplir su función y el soñador queda sin norte».