Entregado a una labor tan secreta como inofensiva, Juan, el narrador y protagonista de La frontera de la tierra, se dedica a escuchar disimuladamente conversaciones de desconocidos en sus recorridos cotidianos por la ciudad de Nueva York.
Por lo demás, la doble vida de Juan como traductor y lingüista transcurre sin grandes sobresaltos hasta que una mañana oye en el metro unas palabras que desatan una oleada de recuerdos aún muy vívidos, a pesar de los años transcurridos, sobre su estancia en Nuevo México. Sin embargo, lo que comienza espontáneamente como un relato sinuoso y fragmentario que tan solo persigue atrapar el pasado, se va transformando poco a poco en un implacable ajuste de cuentas con el presente y las incertidumbres, cada vez más numerosas, que lo asedian.
La frontera de la tierra es una novela sobre la memoria y el paso del tiempo, sobre la emigración y el desarraigo como fenómenos globales, sobre la herencia hispánica de los Estados Unidos y la huella indeleble del lenguaje en nuestra forma de ser y de estar en el mundo.