Este es un relato sencillo, si fuegos artificiales, donde prima el recuerdo y la nostalgia de ese momento concreto, y los días que le siguen, que marcan toda una vida algunos dirían que de manera casual otros que fue el destino. Como sea nuestro protagonista se ve anclado frente al mar que le trae, ola tras ola, el recuerdo de esos días donde lo tuvo todo justo para perderlo tal y como vino: sin más.
Está escrito, por lo tanto, con un poso de nostalgia y, como ya dije, de forma sencilla. Al fin y al cabo, el narrador es el propio pescador contando su historia, salvo quizás el momento del encuentro con la surfera que tiene un toque de aparición casi de parusía. Pero no cuento más. Ya lo leerás.