Sinopsis
Ardson Rossi, Hugon Veltheim y sus amigos son cadetes de la Flota Ducal Garontiana que están en una campaña de expansión por parte del Imperio de Eighérlaan por lo que aprenderán la cruda realidad de la guerra. Además, Ardson se enfrenta a los traumas de su duro pasado. La vida del pequeño Paul Keydes será diferente cuando conoce al despiadado agente Percival Warrik. El duque Gerardo Pazzi se ve envuelto en una crisis política que esta afectando al planeta Garont. Lenina Vereng observa la triste realidad de muchas personas de los Barrios Bajos de Deuten. Los complots, engaños y traiciones entre las diferentes facciones de Garont cambiarán las vidas de Paul Keydes, Ardson Rossi, Lenina Vereng, el agente Warrik y otros...En general, Los Hijos de Eigher contiene muchos temas interconectados que hacen reflexionar a los lectores sobre fenomenos como la Sociofisica, el sufrimiento, la economia, la historia, entre otros.
Leyenda introductoria
Cuenta la leyenda que durante los albores de la época de esplendor
antigua aureliana cuando el Maestro Bhyler estaba muy anciano pocos años
después de la muerte de la muerte del Maestro Aurendor, este ya había
predicho su muerte meses antes. Bhyler había ordenado a sus discípulos que
preparasen una tienda de campaña en las afueras de Morlahari-dor, cerca de
los enormes bosques llenos de robles. Alrededor de la tienda principal había
muchas otras tiendas de campaña de sus discípulos y fieles seguidores.
La tienda principal era de dos pisos y el primer nivel tenia enormes
puertas transparentes que conectaban hacia un pequeño claro donde estaba un
trono de palanquín adornado con almohadones azul marino, alrededor de este
trono había ocho parasoles de tres niveles con los colores de Morlahari
incluyendo el azul marino, el purpura, el rojo oscuro, verde oscuro, dorado y
blanco, cuatro portaestandartes y pequeñas sombrillas. Alrededor de la tienda
de campaña principal también había muchos portaestandartes, parasoles,
sombrillas y banderillas de los seis colores principales morlaharianos
adornados con símbolos aurelianos.
Más de doscientos mil discípulos y algunos de sus seguidores estaban
acampando junto con su querido maestro. Muchos estaban llorando y estaban
tristes de que su gran maestro y protector estaba a punto de morir. Pero, este
le dijo a Stigvar, su principal discípulo que siempre estaría con ellos y que al
igual que su Maestro Aurendor había muerto este siempre estaba en su
corazón y había tenido muchas visiones de él. Stigvar siempre seguía a su
maestro y le ayudaba en importantes trabajos administrativos, logísticos,
diplomáticos, entre otros. La lealtad, confianza y fe de Stigvar hacia su
maestro era muy grande. Bhyler podía confiar cualquier asunto a su gran
discípulo espiritual y esta era una gran realización. Similarmente, Bhyler dijo
que aquellos discípulos puros le podían pedir ayudar en cualquier momento
siempre y cuando tuvieran un buen motivo. Bhyler tenía que dar su última
enseñanza tal como la de su maestro y estaba muy tranquilo por ese momento.
En el último día antes de morir, Bhyler le dijo a Stigvar:
En esta existencia transitoria
has de recordar que todo tiene un fin,
cada ciclo de la naturaleza,
cada estrella en el cosmos,
nuestra galaxia,
el universo,
porque nada es permanente.
Ya habían pasado dos días y un día el viento estaba soplando muy
fuerte tanto que muchos de los portaestandartes y banderillas estaban
ondeando y agitándose fuertemente. El cielo estaba casi completamente oscuro
por las nubes. Bhyler se sentó en su trono y muchos de sus discípulos se
estaban preparando, muchos otros lo estaban viendo por medio holográfico.
Stigvar estaba junto con su maestro y agradeciéndolo por todo lo que le había
enseñado. Muchos otros discípulos estaban tristes, pero al mismo tiempo
agradecidos. En ese momento el cielo se oscureció aún más y el ocaso estaba
dándole un aspecto rojo al cielo. La luz roja estaba iluminando gran parte del
planeta durante unos cuantos minutos. Mucha gente estaba presenciando ese
momento. Posteriormente, el cielo rojo se convirtió en un cielo oscuro grisáceo.
Bhyler estaba sentado con firmeza mirando el atardecer, sonriendo y
manteniendo su vista fijamente.
Posteriormente, cambio su mirada, ahora sus
ojos estaban entrecerrados y con una mirada apacible. Poco después, dicen que
el cielo se iluminó por varios rayos que estremecieron los alrededores de los
campamentos. Una gran tormenta estremeció los cielos con total fuerza,
cientos de rayos seguían apareciendo. Los parasoles, sombrillas y banderillas
se estaban agitando aún más. Algunas de las sombrillas y parasoles volaron y
adornaron el panorama. Stigvar y muchos otros discípulos cercanos sonrieron
y observaban las sombrillas y parasoles volando en el aire. Los rayos cesaron y
dicen que en ese mismo instante un enorme arcoíris salió desde la posición
donde estaba el Maestro Bhyler sorprendiendo a todos. Finalmente, Bhyler
murió. En ese momento muchos de sus discípulos lloraron, pero
comprendieron que todo tarde o temprano todo tiene un fin.
Hola, he intentado en varias ocasiones descargar este libro, no se puede leer, es una pena.
Gracias por la oportunidad que nos brindan, de poder descargar los libros... son muy buenos.
Un saludo.
Fé