Algunas personas tienen lorzas y otras no: Lorzagirl es de las primeras.
No es que le preocupe demasiado porque, ahora mismo, tiene problemas más urgentes: encontrar trabajo, conseguir un piso decente (en Madrid, nada menos) y evitar que arda el microondas. Otra vez.
Mientras tanto, tiene que lidiar con una cobaya con tendencia al escapismo, unos fontaneros que no paran de agujerearle paredes, un portero que la toma por tonta sin motivo aparente, una presidenta de la comunidad que da miedo y unos vecinos que son… bueno, son.
Las cosas serían más sencillas si al menos consiguiera sacarse el carnet de conducir, lo que pasa es que los examinadores le tienen manía. Y miedo. Pero sobre todo manía.
O al menos eso es lo que ella dice en su blog.