En un principio se trataba de una cuestión de restauración, tras la debacle diaria, el derrumbe de todas las piezas que componen el alma, venía la poesía a rescatarme. Todo quedaba destruido y había que volverlo a colocar dentro de la estructura general. Esta es la arquitectura interior de la que hablan estos poemas, versos que han servido para restaurar el desorden en que resultaba después de cada batalla perdida, los pilares en los que he tenido que volver a construir el andamiaje del yo íntimo, las piedras que tuve que volver a subir para que no pareciera un canchal mi vida. De esto quería hablaros, y si pasáis la hoja, es lo que podréis leer. No hablo de mi, hablo de utilizar un espacio interior de otra manera, de volverlo a pensar, de encontrar la forma de hacerlo habitable después de que quede arrasado. No hablo de mi, hablo desde mi, desde dentro de una habitación vacía donde las palabras tienen eco. No hablo de mi, hablo del espacio que contiene un vacío, aire, luz, distancia, hablo de la luz que emite cada cosa, de la distancia que hay entre una piel y otra piel. No hablo de mi, quería hablar de ti y ver si mis palabras te acertaban, conseguían moverte, conmoverte, emocionarte, conmocionarte, comprobar si tú también estabas remodelando ese vacío que deja vivir, cada tarde. No hablo de mi, no solo de mi, no solo, hablo de todo lo que me parece que es importante, lo que es sustancial, lo absolutamente estructural, aquello en lo que podría basarme para construir una vida menos efímera, por eso hablo de sexo, por eso del miedo, por eso de ti. No hablo de mi, me hablo a mi, para poder escucharme vivo, para saber que dentro siguen estando intactas todas y cada una de las fibras que yo quiero, que necesito, que he ido recogiendo de entre los escombros. No hablo de mi, no siempre, no tanto que no pudiera hablar de otras cosas. Además los dibujos. Otras miradas que cierran el círculo, o quizá no, porque falte la música, pero casi, otra interpretación, otro sentimiento, otra técnica. No hay plan, ya os lo dije, no había más que deseo de hacer, de crear y voluntad constante y por eso a lo mejor, a lo peor, el libro está, el libro parece un collage, pero yo te animo a dibujar la línea que une los números 1, 2, 3... y descubrir la imagen final que representa