Cuando el Emperador de Braer decide tomar el mando de la Iglesia de Antim, a Ferno y sus compañeros de la Guardia Urbana se les encomienda la peligrosa tarea de arrestar a los hechiceros de la capital.
Pero Fëzesik, el Primarca de Videços, no está dispuesto a aceptar que Kalio Bene II convierta la organización religiosa en un instrumento más del Estado.
El enconado enfrentamiento conducirá a que se derrame sangre sobre las calles de la ciudad.