El joven Félix, enamorado de Márgara, decide probar suerte como músico errabundo para conseguir algunos escudos de dote antes de casarse con ella. El negocio, ciertamente, no renta grandes beneficios. Sin embargo, la casualidad los lleva hasta la montaña Kyffhauser, donde se dice que habita el inmortal Barbarroja. A él le brindan su último concierto antes de volver a casa. A cambio, cada uno de ellos es obsequiado con una humilde rama.