He aquí un cuento de extrema humildad —tanta que «no hay en toda la nomenclatura literaria un nombre que [a sus palabras] cuadre»— que relata la historia de Luisito, Perico y D. Melchor... que, con la mayor de las bondades, vienen a enseñar la vieja «lección» de que en lo más humilde se esconden en ocasiones las mayores riquezas.