La revolución de 1854 trajo consigo un cambio de gobierno. En este relato trae también consigo, a través del nepotismo, un cambio de vida para Ramón Becerrillo, joven que deja su trabajo en la zapatería de su padre para pasar a engrosar las filas de la administración pública. Desde entonces su vida queda marcada por los constantes cambios de régimen político, que le llevan a alternar entre el empleo público, el periodismo satírico y gacetillero y el desempleo. La única constante y estabilidad que encuentra radica en su oposición perpetua a volver a la zapatería junto a su hermano, con el que acaba reñido. A través de ambas figuras se sopesan las virtudes de un oficio honrado y las de «todos los empleos del mundo».