Carmen es una joven recientemente enviudada de un gran artista. Si bien su condición natural parece ser la de cortesana, no deja de ser suya también la cualidad artística y el porte de las grandes señoras. Así, sugerente y de una belleza exótica, rebosa de sensualidad y poder seductor sobre el narrador que protagoniza esta historia. No obstante, en ella existe un fuerte contraste entre sus sentimientos de fidelidad hacia el difunto marido y su exuberancia carnal de mulata blanca. Galanteada ahora bajo la atenta mirada del retrato del antiguo esposo, el que la enseñó a amar hasta ese punto donde se confunden el beso con el mordisco, lucha por no claudicar ante la llamada de nuevos amores. Sin embargo, los límites entre la amistad y la pasión cuando se ven a diario un hombre joven y una mujer bonita siempre son débiles.