Siguiendo la tradición de las leyendas alemanas, donde es muy habitual la presencia del diablo, normalmente calumniado por la malignidad humana. Partiendo de este precepto, Pedro Escamilla se propone desmontar la teoría de que el diablo tenga una participación tan directa en ciertos actos de nuestra vida. Este pensamiento lo comparte con el protagonista de la historia, un inglés llamado Dick, enamorado de Federica, a la cual no podía ofrecerle más dote que una buena voluntad y las veinticuatro horas del día. Si bien a ella esto no le importa, a su padre lo hace en alto grado y es por ello que un día expulsa con amenazas al muchacho de las inmediaciones de su posada. Huido, mientas caminaba la víspera de San Juan por la Selva Negra, apareció en su mano un rosal de flores negras. Esta intercesión diabólica cambiará el rumbo de su destino hacia la felicidad.