En este relato se da cuenta de la última aventura de don Juan. Este se encuentra ya en las tesituras que trae consigo el paso de los años, enfrentándose a la crisis de los cuarenta con la cara arrugada, la barba blanqueada, la calvicie progresando y las piernas sin prestar el sostén garboso de otros tiempos. Todos estos percances físicos, aunque dan a su presencia un halo de decrepitud, no son suficientes para que el viejo seductor muestre su rendición. Así, bien acicalado y aderezado, se embarca en la seducción de Petra, una jovencísima cigarrera que le tiene robado el corazón. Sin embargo, en esta ocasión se demostrará que ya quedan lejos sus hazañas y la realidad le demostrará, quizás en el peor momento, la cara de la moneda que hasta entonces nunca había conocidos.