Tío Bruno está acabado. Ya viejo, después de toda una vida sirviendo al amo en la mina, se encuentra solo en la miseria. El fuerte viento viene a buscarle y, por casualidad, acaba llevándole hasta la casa del amo. Éste, sumido en riquezas ganadas con el sudor de otros, se encuentra también solo y abandonado. Su encuentro representa un caso de conciencia. Los hechos pesan en el gatillo.