Las supersticiones, en el marco de la experiencia casual, parecen adquirir un sentido más profundo, dotando así de misterio y predestinación algo que en primera instancia es banal y prejuicioso. En el caso concreto de este relato, el causante de todos los males del narrador son los calamares, como bien demuestra con su relato. En él da cuenta de cómo este animal, que ya de por sí le asquea por principio, ha hecho su aparición en cada uno de los momentos culminantes de su vida con nefastas consecuencias. De esta manera, las pellas infantiles, el amor secreto de la juventud, la celebración del día de su matrimonio... son momentos completamente mancillados con la presencia de los calamares y su tinta.