Andrea es muy bonita, pero existe una sombra en sus dos magníficos ojos negros, con reflejos azulados como las alas de un cuervo, y de mirada profunda y llena de abismos como el mar. Además, desde su infancia, su padre ha examinado en su cabeza el progreso de unas extrañas protuberancias. El narrador de la historia, primo de la joven Andrea, está perdidamente enamorado de ella y desde pequeño alberga el deseo de casarse con ella, deseo que su tío alienta. Así, el día de su vigésimo quinto aniversario, el tío le pregunta si está dispuesto a casarse realmente con ella y la emoción les embarga a ambos. Sin embargo, mientras están abrazados y lacrimosos, Andrea ha aprovechado el momento para huir de casa. Tiempo después, volverán a tener noticias de ella.