De la mano de Moreno Godino nos acercamos a la Nochebuena madrileña del año 1890. Inicia su mordaz retrato de la fiesta una semana antes, cuando las personas que esperan por su trabajo un aguinaldo se vuelven más solícitas y amables que de costumbre; cuando las familias de clase media comienzan a desesperarse por los excesos de su presupuesto. Ya centrado en el día 24 nos muestra un centro de la ciudad abarrotado, lleno de transacciones, camorras, timos y afanos entre puestos de golosinas y manadas de pavos. También pueden verse por la tarde a los belenistas de capa caída, víctimas de las gamberradas de los pilluelos. Con la noche ya se desata la locura, con funciones teatrales o con el tuti-li-mundi del Manquillo. Tampoco queda fuera de la crónica la Misa del Gallo y, por supuesto, una gran indigestión.