Palomo era el perro del batallón provincial de Laredo. Tuerto y con la oreja izquierda cercenada por un casco de metralla no es un animal bello físicamente, sin embargo en lo moral muestra un corazón más valioso que el oro. La cuestión es que tras tomar la absoluta el narrador de esta historia, vuelve a su pueblo acompañado de su fiel amigo Palomo. Ahí el hombre se enamora perdidamente de Rosalía, que es la antítesis completa del pobre y feo perro. Pronto se casa con ella, que tan solo tiene una exigencia que hacer a su futuro esposo: que se libre del chucho que lo acompaña. Él, aunque con pena, no duda en hacerlo y, cuando el tiempo muestra la ingratitud de su esposa y de un amigo, que lo deshonran con su amor adúltero, y él ya tiene la navaja en la mano, una nueva muestra de fidelidad cabe esperar del desdichado Palomo.