Esta es la historia del memorialista Pedro Barrera, que tenía su puesto en un portal de la calle Relatores de Madrid. Si bien podría ser uno de tantos, este encierra una historia singular, y es que en ocasiones se acude al memorialista para asuntos íntimos. De ello resulta que el señor Barrera, a pesar de su condición humilde, tiene en adopción a dos niñas, cuyo acaudalado tío se encuentra en sus últimas horas. Si bien la fortuna de las niñas puede cambiar en breve por vía testamentaria, una ambiciosa sobrina llamada Milagros no deja acercarse a nadie hasta el lecho de muerte y niega el parentesco que le liga con las dos niñas. Gracias a la mediación del médico y el memorialista, la situación puede cambiar en el último momento.