Carmen es feliz en su libertad, amando la naturaleza, la hermosura de los caballos, el espacio infinito y las ardientes carreras a través de los campos. Sin embargo, su padre insiste en que debe encontrar en su corazón sitio para el amor conyugal, que no puede seguir dejando pasar pretendiente tras pretendiente. Entre ellos destaca ahora su primo Luis, locamente enamorado de ella a pesar de apreciar que Carmen parece tener solo corazón para los caballos. Él insiste en su petición de mano hasta conseguir que ella prometa su entrega si él consigue alcanzarla en una carrera a lomos de sus respectivos caballos. En su huida de amazona, el Jarama se presenta como el mayor de los obstáculos. La imprudencia de ambos al entrar en el río crecido amenaza con traerles la desgracia.