Carmencilla, la hija del carpintero, se ha puesto de muy buen ver. Maricuela no puede soportarlo y, envidiosa, la calumnia... aunque algo de cierto hay en eso de que se le pudo ver acompañada de un galante señorito. Gonzalo, herrero enamorado, trabaja en la fragua sin apartar su pensamiento de ella y de lo que de ella cuentan... Las nubes cargadas de lluvia serán la guía afortunada de su historia.