Esta obra es como mirar un espejo roto. Mario podría ser cualquiera de nosotros en un momento de nuestras vidas. Esa sensación de estar atrapado, de querer más pero no saber cómo conseguirlo, es universal. Pero lo que hace que esta historia destaque es que no nos da respuestas fáciles. No hay héroes aquí, solo personas jodidas tratando de encontrar algo que las haga sentir completas. Es visceral, es honesta y, sobre todo, es humana. Y si eso no te mueve, entonces quizás seas tú quien esté muerto por dentro.