Bilbao. En vísperas de las anheladas conversaciones de desarme entre el gobierno y ETA, un grupo terrorista que se hace llamar Los Gudaris siembra la ciudad de cadáveres. Aunque el motivo de los asesinatos no está claro, desde la Consejería de Seguridad saltan las alarmas y se especula con la posibilidad de que esas muertes comprometan el proceso de paz.
Como cualquier efectivo de la Ertzaintza, la cabo Martina Furriol y el agente Eneko Larruskain reciben la orden de estar alerta para proceder a su captura. Conocidos como «La Doble R: Rabia y Resentimiento» por sus métodos expeditivos y la mala leche que destilan, ambos agentes tratan de localizar a la banda terrorista al tiempo que capean el temporal de sus respectivas vidas privadas. Mientras Martina intenta comprender a su hijo Kerman, un adolescente “autosuficiente” que tiene a las drogas y los videojuegos como modelos vitales, Larruskain brega con una madre (peculiar es quedarse corto para calificarla) que padece un principio de Alzheimer y con una sequía sexual que es el hazmerreír de toda la comisaría. Por si eso no fuera suficiente, la presión de los medios de comunicación y de los mandos policiales, personificada en la excéntrica figura del subcomisario Gabilondo, añadirá más leña al caso.
En tales circunstancias, la investigación da un giro radical cuando la acción de los terroristas sobresalta la vida de Martina y la detención de Los Gudaris pasa a convertirse en un asunto personal para ella.
Algunas opiniones de los lectores:
“Podrá gustarte o no pero lo que es indudable es que Botxo Sangriento no te dejará indiferente. Cáustica, irreverente, alocada… Algo distinto que no admite medias tintas”.
“Botxo Sangriento es lo que cualquier lector cansado de estereotipos desearía leer. Guillermo Sicilia no inventa nada pero todo suena original, contundente y demoledor”.
“Tras leer Botxo Sangriento solo puedo decir: ¿A quién carajo le importa la trama? Aquí es el tono burlón y salaz lo que te golpea en el estómago. Es como un episodio de Canción triste de Hill Street pasado por el tamiz de Extras o Brooklyn Nine- Nine, y coronado por unas gotas de los Monty Phyton y Enrique Jardiel Poncela. Toda una locura”.