Cinco años han pasado desde que comenzaron las desapariciones, y la identidad del asesino de Mistygrove continúa siendo un misterio para los acongojados ciudadanos. Se cuentan ya por decenas los hombres y mujeres ajusticiados, acusados por dichos crímenes. Pero, a pesar de todo, las muertes no se detenían. Así es como las gentes bautizaron al asesino como el Eterno. Tan solo unos pocos, los elegidos, son capaces de advertir la poética simetría de tal nombre, pues ellos conocen la verdad.