Tres hermanos poco avispados desentierran y "resucitan" a su abuela para que siga cocinándoles su plato favorito. Relato corto de terror rural con regusto a orujo blanco.
Esta historia es de lo mejorcito que se puede echar una persona lectora a sus ojos hambrientos para refrescarse de tanto tocho tonto. Ácida y eléctrica, como la mano que la parió.