Península Ibérica, mil novecientos y algo. Hispania y Lusitania, con las arcas vacías y las Indias revueltas, deciden unirse en un solo reino de dos tronos fundando el Birreino de Hisperia. En él, la Inquisición cohabita con las criaturas mágicas, los galeones dejan paso a los poderosos barcos de vapor y los dirigibles surcan los cielos que hace siglos pertenecieron a los desaparecidos dragones.
Izel, una mestiza proveniente de un extraño pueblo aztéxica; Félix, un sonriente mecánico norteño, y Lucas, un poeta metido a periodista, encuentran accidentalmente un lingote de oro de ocho kilos con un pegajoso rastro de muerte adherido a él.
Perseguidos por un misterioso asesino, recorrerán Hisperia a bordo de barcos, trenes, autobuses y dirigibles pirata en busca de una respuesta a la pregunta: «¿A cuántos muertos equivalen ocho kilos de oro?».
Tiene humor, sí. Pero no diría que es la característica más destacable del libro. Había leído comparaciones con Terry Pratchett pero mientras él escondía una gran crítica social bajo toneladas de humo... Más